domingo, 1 de outubro de 2017

Voluntad de Corea, declaración del pueblo


El pasado 12 de septiembre, el Consejo de Seguridad de la ONU, culpando a la República Popular Democrática de Corea (RPD de Corea) de la prueba de la bomba de hidrógeno que puede ser cargado en el cohete balístico intercontinental, fabricó por fin la “resolución sobre las sanciones” No.2375. Es que completamente hizo caso omiso de la Declaración del 7 de agosto del Gobierno de Corea de que si Estados Unidos no abandonaba la imprudente intención de estrangular a la RPD de Corea, recurriría incluso al último remedio, y la del MINREX del 10 de septiembre de que si fabricaba otra resolución sobre las sanciones haría sufrirle una afrenta extremada.
Ahora el pueblo coreano siente una profunda indignación ante la noticia de la adopción de la resolución sobre las restricciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
Durante varios decenios el pueblo coreano ha apoyado constantemente al Partido del Trabajo del Corea y el Gobierno en sus esfuerzos para preservar la paz y la estabilidad en la Península Coreana. Además, respaldó plenamente su determinación de poseer las armas nucleares para defender la soberanía del país y sus derechos a la existencia y desarrollo del extremado chantaje nuclear del imperio, y las medidas para fortalecerlas. La política del PTC y el Gobierno es enteramente justa y su verificación hará posible levantar a todo trance una potencia socialista en esta tierra, este es el firme credo del pueblo coreano. Por ser tal, en los años 90 del siglo pasado en que sufría hambre y sacrificio por inclementes restricciones de Estados Unidos y las calamidades naturales, este pueblo salvaguardó el socialismo.
Hoy día el pueblo coreano, bajo el acertado liderazgo de su Máximo Dirigente Kim Jong Un y el Partido del Trabajo de Corea, y avanzando a la velocidad de Mallima (caballo legendario que corre 4 000 kilómetros por día), alcanza asombrosos éxitos en la construcción económica, para levantar en un futuro no lejano una envidiable potencia socialista. Si logra esto, Corea se convertirá en el país más poderoso y próspero del mundo.
Estados Unidos y sus cómplices que no gustan de esto, hacen frenéticos esfuerzos para exterminar al pueblo coreano que está a punto de alcanzar su eterna felicidad. La declaración del vocero del Comité Coreano por la Paz de Asia y Pacífico del pasado 13 de septiembre refleja la voluntad del pueblo que reclama poner el punto final a la riña no solo con Estados Unidos, Japón y Surcorea sino también con los países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU que obedecen al imperio.
Matar a palos, como al perro rabioso, a Norteamérica, enemigo jurado del pueblo coreano, que siglo tras siglo asesina y atormenta a los coreanos y hacer revancha cien y mil veces, esta es la unánime exigencia de los coreanos. El pueblo coreano quiere la paz más que nadie. Tiene historia de haber luchado contra la agresión foránea pero no la de haber agredido a otro país. Este pueblo candoroso y generoso se ha enfadado tanto que hoy reclama: arrasemos el territorio estadounidense, convirtámoslo en un infierno, apliquemos todos los medios de ataque para el desquite.
Aunque anteriormente les causó inenarrables infortunios a los coreanos, Japón no se disculpó como era debido, sino que perpetra toda la maldad en confabulación con Estados Unidos. Y Surcorea obra con impertinencia. Ambos están muy lejos de ser contendientes de la RPD de Corea. Les convendría conocer correctamente el porqué de la gran indignación, de los norcoreanos y no hacer tonterías que aproximan su autodestrucción.
Se cambió también el concepto del ejército y el pueblo de Corea sobre el Consejo de Seguridad de la ONU.
Esta misma organización internacional impuso a un pueblo amante de la verdad, la conciencia y la paz optar por el último remedio. Esta institución ha de ser disuelta para que las personas honestas vivan con quietud, los coreanos declaran.
La última declaración del portavoz del Comité Coreano para la Paz de Asia y Pacífico constató una vez más ante el mundo que la determinación del Partido y el Gobierno de Corea y la voluntad del ejército y otros sectores del pueblo se identifican como siempre. Estados Unidos y sus seguidores deben conocer correctamente que las medidas extraordinarias que la RPD de Corea tome, sea cual sea, son muestras de la explosión de la indignación y la firme determinación de su ejército y pueblo.
En el mundo no hay nada que supere la fuerza del pueblo.