Arabia Saudí es la principal patrocinadora del terrorismo de estado en la región y en el mundo, y no Irán, escribe un diario estadounidense.
“Arabia Saudí —no Irán— es la mayor patrocinadora estatal del terrorismo en el mundo de hoy y el wahabismo sigue siendo la fuente del extremismo”, puntualizó el jueves el periódico estadounidense The Huffington Post.
En alusión a las afirmaciones de las autoridades estadounidenses que acusan al país persa de financiar el terrorismo, el diario norteamericano subraya que de los 61 grupos que son conocidos como organizaciones terroristas por el Departamento de Estado de EE.UU., la inmensa mayoría son grupos de inspiración wahabí y grupos financiados por Arabia Saudí.
El wahabismo es la ideología radical que impera en Arabia Saudí, predicada libremente por los clérigos vinculados a la familia real de los Al Saud, y que inspira a grupos extremistas y terroristas en todo el mundo. Bandas ultrarradicales, como el EIIL (Daesh, en árabe), se aprovechan de esa ideología para declarar a las personas que profesan otras religiones como "infieles" y luego matarlas.
El rotativo también menciona los esfuerzos y las medidas que adopta el reino saudí para limpiar su imagen como patrocinador del terrorismo.
“(…) Arabia Saudí gasta millones de dólares en empresas de relaciones públicas en Washington D.C. (EE.UU.) cada año para asegurar que no sea vista como un patrocinador estatal —o incluso habilitador— del terrorismo. El reino intenta contener los efectos de sus propios predicadores de odio haciendo campaña para distanciarse de los más atroces actos de terrorismo en el mundo musulmán mientras sigue abrazando un mensaje salafista (…)”, aduce el rotativo.
Por último, el diario estadounidense sugiere a Washington abandonar su enfoque de doble rasero respecto a los países que financian y promueven el terrorismo.
“Estados Unidos debe dejar de tratar de manera diferente a los patrocinadores estatales implícitos y explícitos del terrorismo. Los esfuerzos de Arabia Saudí por contener más que erradicar el extremismo no deberían ser elogiados como una verdadera alianza. Los Estados que patrocinan clandestinamente el terrorismo, aunque descuidadamente, deben mantenerse en los mismos estándares que aquellos que abiertamente le brindan apoyo (…)”, concluye la publicación.
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