domingo, 13 de março de 2016
“Londres bajo fuego”: ¿por qué entretener falsificando la realidad?
El cine es una herramienta de entretenimiento la cual se utiliza preferentemente como aparato de propaganda con el fin de promover cosmovisiones que permitan crear una realidad inexistente o necesaria para propiciar determinados valores ideológicos.
En este sentido, las películas en un campo ligado a la guerra, el espionaje, la disputa del poder, por dar un ejemplo, poseen un objetivo político nítido.
Prácticamente todo el cine occidental después de la Segunda Guerra Mundial estuvo dedicado a demostrar como los “americanos” derrotaron a los alemanes. Lo que nunca han reconocido es que su intervención en la conflagración fue posterior a los grandes éxitos de la URSS y cuando percibieron que Europa sería parte de dicha coalición. Así, su llegada fue cuando el ejército nazi tenía poco que hacer y sus defensas estaban debilitadas profundamente gracias a la patriótica acción de las fuerzas armadas conformadas por diversos países en pro de la liberación de la mano de hierro hitleriana.
De igual modo, ante las críticas al exterminio de los indígenas en Estados Unidos, la década de los 50s y 60s fue una inmensa producción de acción bélica realizada por los soldados que defendían a los ciudadanos de los indios salvajes. Todo niño de esa generación creció odiando a esa “gente ignorante” que usaba caballos, hachas y cuchillos para sus batallas donde exterminaban de modo sanguinario a los colonos, mujeres y niños, cobardemente. Como la realidad fue otra, la necesidad de impostar la verdad fue determinante.
El último film para este 2016, “Londres bajo fuego” (o “Londres ha caído”), es la historia ficticia de un vengativo árabe que desea destruir a todo el liderazgo occidental en una reunión donde será el momento propicio para eliminarlos. Sin embargo, el presidente de Estados Unidos con un fiel detective privado que lo acompaña y otro escudero que se unirá a la acción, lograrán defender la paz mundial y derrotar ellos solos a todo un engranaje mundial.
Al respecto, además de ser una décima repetición bastante aburrida de lo mismo, donde se intenta ensalzar a un gobierno que ha tenido pocos éxitos en la arena internacional, con el fin de falsificar la realidad, existen tres propósitos que es necesario desmistificar.
En primer lugar, varias agencias de inteligencia han empleado permanentemente el cine como un mecanismo para realizar los proyectos de geopoder que sean beneficiosos a la Corporatocracia. Así, es preciso insistir en que existe un gobierno que no podrá ser derrotado por nadie y nunca, lo que se comprobaría en este guión fantástico. Ese mensaje cala en mucha gente que no posee capacidad analítica y está sometido a la “libertad de prensa”, que no es más que el control por una élite de la información.
En segundo lugar, es fundamental tener atemorizada a la población con la amenaza de los diferentes, inmigrantes, árabes, terrorismo oriental, con el fin de establecer serias restricciones al pensamiento y amplios castigos para todo aquel que atente supuestamente contra la libertad…cuando en efecto es una democracia totalmente restringida. Las limitaciones a los derechos de los migrantes es un objetivo preciso también junto con desviar la atención de la problemática interna.
En tercer lugar, es el uso descarnado de la no ética valórica para demostrar que se lucha contra los “malos” con rostro árabe, quienes son los que provocan el caos. No se puede olvidar a Lobo del Aire, que es la historia nuevamente repetida, de la desaparición física notable de todo aquel que contradiga el sistema. Establecer el estereotipo del delincuente maligno es afín con una filosofía del miedo inculcado a una civilización.
Finalmente cabe una advertencia analítica: la lucha mediática se desarrolla en todas las modalidades de la imagen, voz, palabra o conexión, donde la pantalla grande es emitida con profusión también a través de las más diversas formas alcanzando la conciencia de un número amplio de personas, incluidos especialmente los niños, a quienes se introyecta una versión incongruente y que apela al individualismo como si el terrorismo fuese un problema personal o las dictaduras la obra de un militar malo o bueno simplemente.
El otro mensaje oculto es la distorsión: se esfuma la muerte de millones de seres humanos en Medio Oriente y se hace parecer como que los cadáveres de cien europeos fuesen superiores en calidad y cultura. Este estigma debe ser denunciado permanentemente pues todo ser es valioso por estar en este planeta y merece el respeto de la sociedad, los Medios y la legislación.
La tarea es continuar con el trabajo arduo y diario en la academia, los Medios, la vida cotidiana, ejercitando la ciudadanía del pensamiento crítico, sereno y coherente, para desmitificar lo absurdo, lo ideológico, lo esencialmente falso.
Escrito por Carlos Santa María - HispanTv